"... frases de cine para situaciones de la realidad".
Una de las secciones a las que tengo más cariño dentro de
este blog es la dedicada a las recomendaciones de cine, que no son sino
aquellas películas que, de una u otra forma, han pasado a formar parte de mi
vida. Films que me han conmovido, que me han hecho pensar, que han generado en
mí una sonrisa, una inquietud, una duda, una pregunta o una admiración.
Dentro del entramado de un film, la música, el vestuário o
los escenarios donde se desarrolla una historia determinada son clave; una
buena trama, un cuidado guión, un excelente director, unos grandes actores y el
resultado será una obra de arte, no por casualidad se habla de esta expresión
humana como el séptimo arte.
Y llegados a este punto pongo el énfasis en los diálogos de
los films, verdaderos hilos conductores del relato, que nos guían, nos acompañan,
nos muestran o nos esconden el desarrollo de esa mágia sobre celulóide que es
el cine; en este caso me ayudaré de algunos diálogos de obras míticas, para ver
cuán reales son sus contenidos y qué acertadamente se pueden relacionar los
mismos con la realidad que nos ahoga en la actualidad.
“¡… no os rindáis a
estos hombres que en realidad os menosprecian, os esclavizan, reglamentan
vuestras vidas, os barren el cerebro, os engordan y os tratan como ganado y
como carne de cañón, por un mundo nuevo, digno y noble, que garantice a la
juventud un futuro y la vejez, seguridad!”, estas palabras forman parte del maravilloso discurso
que Charles Chaplin nos ofrece en la inigualable escena final del Gran Dictador
(se recoge el discurso íntegro en la Editorialblog del 10 de septiembre de
2013), este extracto sorprende por su actualidad y vigencia, ya que a diario
nos encontramos con noticias que nos indican que unos grupos oligárquicos
engreídos y soberbios nos quieren regular, nos quieren someter y nos quieren
controlar para, entre otras cosas, mantener su paraíso a buen recaudo y que no
podamos pisar su cuidado jardín que tanto les ha costado sacar adelante con el
jugo de nuestro sudor, negándonos cualquier fruto de futuro para los jóvenes
(Educación) y acabando con la seguridad de la cosecha para la vejez
(Pensiones).
Otro fragmento genial de una película incombustible, dice así
“… vecinos de Villar del Río: como
alcalde vuestro que soy os debo una explicación, y esa explicación que os debo
os la voy a pagar”, es parte del diálogo con el que el magnífico Pepe
Isbert nos deleitó desde el balcón del un ayuntamiento de un pueblo castellano
dirigiéndose a sus vecinos en “Bienvenido Mr. Marshall” de Berlanga; cuantos
alcaldes y políticos actuales nos deben una y mil explicaciones sobre
corrupción, tráfico de influencias, contabilidades B, prevaricaciones,
cohechos… y así “hasta el infinito y más
allá” como decía el entrañable Buzz en el film Toy Story; yo sigo mirando
hacia el balcón, pero no veo a ningún alcalde ni político salir a darnos esa
explicación aunque nos la deben y con intereses.
Continúo este recorrido por los diálogos fílmicos con
aplicación en nuestra existencia actual con una sentencia que podemos escuchar en
la espléndida “Cinema Paradiso” donde se dice “… tarde o temprano llega un momento en el que hablar y estar callado
es la misma cosa”; ¿hemos llegado a ese momento?, por lo menos así lo
sentencian nuestros dirigentes, cuando plantean que el que osa hablar está
poniendo en peligro la libertad, y que los que realmente la defienden son
aquellos que permanecen en sus casas, sumisos y obedientes; digamos lo que
digamos o callemos lo que callemos, todo es lo mismo para estos mediocres
aprendices de Maquiavelo.
Surge otra frase que me deja gélido por su contundencia “… qué títeres tan ridículos somos y que
vulgar es el escenario en el que bailamos”, la frase pertenece al film
“Seven”, y no hace sino crear en mí una desazón por su certeza, es eso lo que
uno siente cuando ve que los titiriteros de la política y las finanzas mueven
los hilos de nuestra sociedad con total impunidad, a sabiendas de que los que
estamos al otro extremo de esos hilos de manipulación somos nosotros,
amenazándonos además con cortarlos y dejarnos caer al vacío.
Dice Robert de Niro en “Casino” que “hay tres maneras de hacer las cosas: la correcta, la incorrecta y la
mía”, siendo sinceros, se me vienen a la mente muchas personas públicas a
las que se podría atribuir esta frase, siendo testigos de cómo muchos de estos
oligarcas “enterradores de sueños”, se presentan con una patente de corso para desvalijar con
total impunidad las esperanzas y anhelos de aquellos que cada día tenemos que
soportar la incompetencia de estos salvadores de la patria.
Y hablando de salvadores de la patria, no podía faltar en
esta editorialblog la referencia a una de mis películas de cabecera, “Senderos
de Gloria”, en ella no encontramos uno sino decenas de diálogos cáusticos en
los que se nos muestra de la mano de un inigualable Kirk Douglas hasta que
cotas de destrucción colectiva puede llevar la estupidez individual, surgiendo
en uno de los momentos más memorables de este film la siguiente sentencia de
Samuel Johnson “la patria es el último
refugio de los cobardes”, interesante pensamiento, máxime cuando tras
banderas, himnos y gestos de sobreactuaciones interesadas que buscan ser “más
papistas que el Papa”, se esconden sumisiones, pleitesías varias, bufonadas y
actuaciones caciquiles, viniendo a mi memoria, no sé porque, palabras como
“Eurovegas”, “rescate bancario”, “amnistía fiscal” o “Troika”.
Otra de mis películas imprescindibles sería “Los Miserables”
de Víctor Hugo, en concreto la versión de 1988, con Liam Neeson como
protagonista en la que se dice que “… la
vida, el sufrimiento, la soledad, el abandono, la pobreza, son campos de
batalla que tienen sus propios héroes; héroes oscuros, a veces más grandes que
los héroes ilustres”. ¡Qué gran verdad!, cuántos héroes y heroínas recorren
a diario nuestras calles madrugando y luchando día a día para poder dar a su
familia y a ellos mismos una existencia digna, batallando contra esos otros
“héroes de cartón piedra” que reciben de sus homónimos halagos, reconocimientos
oficiales, premios honoríficos, menciones o títulos.
Seguramente por mi vocación pedagoga siento especial
reverencia por el film “El Club de los poetas muertos” todo él es un
memorándum de sapiencia, y si no reflexionen sobre la siguiente sentencia que
aparece en esta película “la verdad es como
una manta que siempre te deja los pies fríos, la estiras, la extiendes pero
nunca es suficiente. La sacudes, le das patadas pero desde que llegamos
llorando a que nos vamos muriendo, solo nos cubre la cara mientras gemimos,
lloramos y gritamos”. Ese frío es el que sentimos cuando se nos niega el
acceso a una verdad que nos pertenece como pueblo soberano sobre tantos temas:
financiación ilegal de partidos, desvío de subvenciones, comisiones ilegales…
“Es difícil para la
gente acostumbrada a las cosas como son, incluso si están mal, cambiar”, esta reflexión tomada de la
película “Cadena de favores” muestra una instantánea de la situación actual
donde corremos el peligro de caer en la indiferencia a la que se refiere ese
entrañable médico en Patch Adams cuando nos dice que “si peleamos contra el mal, peleemos contra el más terrible de todos:
la indiferencia”.
Erradiquemos el “mejor no meterse en líos”, ya que algún día,
tarde o temprano, esos “líos” llegarán a nosotros, recordando por analogía la
admirable cita de Bertolt Brecht (dedicaré más adelante una entrada a este
dramaturgo y poeta alemán).
Vivimos en una sociedad donde numerosos grupos clientelares
giran en torno a un nombre, un apellido, una casta de intocables, gens que se
creen superiores, a ellos les iría muy bien la frase del film “Batman regresa”
donde se dice que “nuestro nombre no
importa, se nos conoce por nuestros actos”; ese el verdadero pasaporte
desnudo que muestra la realidad de los mendaces que nos aturullan los oídos con
sus cantos de sirenas.
Y llegados a este punto, tal vez todo se resuma en la frase
que aparece en Matrix, “No existen
preguntas sin respuesta, solo preguntas mal formuladas”, deberíamos de una
vez por todas hacer preguntas bien formuladas, claras, concisas, directas,
exactas en sus planteamientos, sin rodeos, sin circunloquios, sin adulaciones,
sin ensayos previos, sin edulcorantes… preguntas que busquen una respuesta en
aquellos que se han parapetado tras el “no coment” o “… como bien sabe usted”.
Además debemos inyectar a esas preguntas un componente
fundamental, el de los sentimientos, como nos indicó en su momento Chaplin
cuando dijo que “pensamos demasiado y
sentimos muy poco…”.
Y también, por qué no decirlo, deberíamos mirar un poco en
nuestro interior y dejar de buscar con los ojos de estos “encantadores de
serpientes” que son nuestros dirigentes, que no representantes, como en “la
Ventana Indiscreta” cuando se dice que “deberíamos
dejar de ser tan mirones y en vez de mirar tanto para afuera dedicarnos más a
mirar en el interior”.
“Mi padre… solía decir
que los artistas mienten para decir la verdad mientras que los políticos
mienten para ocultarla”, lapidaria esta sentencia de la película “V de Vendetta”; y es que se nos
miente sin ningún rubor, se extienden bulos gratuitamente, los embustes nos
saturan, se maquillan discursos e intervenciones públicas con engañifas, con
ropajes de farsa, intentando hacernos creer y aceptar una comedia que no tiene
ninguna gracia.
Finalizo aquí esta entrada que tendrá una continuación más
adelante, el tema da para mucho, y me temo que los “esperpentos con coche
oficial” seguirán dándonos días de vino y rosas, a ellos les digo, tomando las
palabras de Edmundo Dantés que “todo mal tiene dos remedios; el tiempo y el
silencio” y que, como aparecía en “La Vida es Bella” “como en una fábula, hay
dolor… y como una fábula, está llena de maravillas y de felicidad”, todo
llegará.
Me niego a bajar los brazos y aceptar la frase que aparece en
el Show de Truman, que “aceptamos la
realidad del mundo que nos presentan” prefiero decirme a mí mismo esa otra
“Nunca dejes que nadie te diga que no
puedes hacer algo, ni siguiera yo… Si tienes un sueño tienes que protegerlo.
Las personas que no son capaces de hacer algo te dirán que tú tampoco puedes.
Si quieres algo ve a por ello y punto” (En busca de la felicidad) a pesar
de que “Cuando se atisba un rato de
felicidad siempre hay alguien que quiere destruirla” (Descubriendo nunca
Jamás).