martes, 15 de marzo de 2016

MIS 10 INSTANTES INOLVIDABLES

Siguiendo con lo que ha dado de si mi escapada a tierras helenas, aquí os presento diez fotografías que recogen detalles, momentos e instantes que han quedado impresos en mi memoria y que ahora quiero compartir con todos vosotros.
Se trata de imágenes que tal vez pasen desapercibidas para la mayoría de los visitantes, inmersos en la vorágine de obtener la fotografía del lugar más conocido o famoso, pero en el fondo estas son las instantáneas que uno al final elige para ilustrar sus vivencias.
Os las presento aquí en un formato macro, espero que os guste y que dejéis algún comentario que seguro me ayudará a seguir trabajando en este blog.

 
Descansando del descanso


Estos gorriones son confidentes de mil y un secretos


domingo, 13 de marzo de 2016

DIARIO DE UN VIAJERO EN GRECIA.

La mano de los dioses me llevó la pasada semana a Grecia, la tierra de los mitos y de las leyendas, disfrutando de unos días muy especiales para alguien que, como yo, ama la Historia con mayúsculas.

Frente a Propileos que da acceso a la zona monumental y al Partenon


Cuando uno llega a los lugares marcados con el lápiz de lo imprescindible siente toda la fuerza del pasado y de los que discurrieron por él, y eso es precisamente lo que sucede cuando uno pisa la tierra de Pericles y Sófocles, de Fidias y de Sócrates.


Detalle de las columnas del Templo de Zeus en Atenas


La primera imagen que recibe al viajero cuando se dirige a Atenas es una gran alfombra blanca formada por miles y miles de casas y viviendas de color blanco que ocupan una basta extensión, la impronta sísmica de esta tierra marca el tipo de construcción que no alcanza mucha altura y que ha elegido extenderse hasta donde alcanza la vista; la idea que se le viene a uno a la cabeza es que en esta ciudad hay muchas ciudades.


Vista de Atenas desde la Acrópolis


Y ese pensamiento se confirma cuando uno se introduce en el interior de esta urbe de más de cuatro millones de habitantes donde la decadencia señorial propia de otras ciudades europeas da aquí un paso más allá, cuando uno sale de las calles principales percibe la pobreza y la dejadez que se abren paso con demasiada facilidad.

La diosa Atenea sigue muy presente en esta tierra

Algunos edificios oficiales muestran la grandeza de un pasado cuyo peso se impone a una realidad donde la palabra crisis es demasiado evidente.


PRIMERA JORNADA.
Mi primera jornada me llevó por algunos de los principales enclaves de Atenas como el Tempo de Zeus, o el estadio olímpico donde la palabra sacrificio y superación adquieren todo su significado al contemplar el lugar donde el soldado griego Filípides concluyó su carrera mortal no sin antes anunciar la victoria de los griegos frente a los persas.


El templo de Zeus se encuentra en el corazón de la antigua Atenas


Siguiente parada el nuevo Museo de la Acrópolis, un perfecto ejemplo de adaptación del marco al contenido, y es que las líneas arquitectónicas acogen con elegancia las obras maestras del arte griego clásico con la presencia de las Kariátides del Erecteion de la Acrópolis, majestuosas y altivas como testigos de un pasado glorioso.

El diseño arquitectónico del Museo de la Acropolis impresiona


Tras un interesante discurrir por este museo ascendemos las rampas que nos llevan, de manera inexorable, al lugar por antonomasia, a la Acrópolis de Atenas, el lugar sagrado donde lo terrenal y lo divino se unían de una forma natural.La sensación es un poco como la de volver a casa, un paisaje natural hermoso, el canto de los pájaros jalonan nuestros pasos, y de repente, allí está mirándome de frente, la Acrópolis.

El Partenon mantiene su magnificencia a pesar del paso del tiempo


Encontrarse con estos monumentos es maravilloso, máxime cuando la masificación turística está todavía por llegar, contemplando la belleza armoniosa de unas piedras que parecen hablarnos quedamente. Ahora se entiende como pensar y filosofar era algo normal en este lugar.

Las cariatides, testigos del discurrir del tiempo

Una típica comida griega alimenta nuestro cuerpo, disfrutando del bullir de las callejuelas escarpadas que descienden desde la Acrópolis, esta ciudad está viva, esta ciudad fluye.Y tras aplacar el hambre del caminante emprendemos nuestro camino hacia el Templo de Poseidón en cabo Sounion. 

Las angostas calles que descienden desde la Acrópolis mantienen su autenticidad


En este lugar el paisaje y la arquitectura se fusionan en una estampa perfecta que se llena de la luz del atardecer con el Egeo al fondo y un soniquete de canto de pájaros que nos acuna mientras que el olor de un café completa nuestro primer día en la tierra clásica.

El Templo de Poseidón con el Egeo al fondo, magia


SEGUNDA JORNADA.
Comenzamos nuestra segunda jornada como navegantes por las islas Sarónicas que se sitúan entre el Ática y el Peloponeso, salimos del puerto del Pireo y por delante nos espera una singladura de unas tres horas que en principio se presenta dura para los que somos de tierras adentro.

A primera hora, el mar nos recibió serio y adusto


Y así llegamos a nuestra primera parada Hidra, isla situada frente a la península de la Argólida, donde los burros y las mulas mantienen la entereza en una geografía agreste y escarpada.

Una maravillosa estampa recibe al navegante que accede al puerto de Hidra

Subir por sus empinadas calles blanqueadas es una experiencia única, allí no hay turistas, es la verdadera Hidra que nos reconcilia con la quietud de los pueblos mediterráneos de antaño, solo el sonido de los pájaros y el olor a mar osan acompañarnos en este transito físico y espiritual.


Las calles empinadas son un aliciente en esta isla griega


Con pesar nos despedimos de esta isla cuyo nombre hace referencia a sus antiguos manantiales. Unas viandas en alta mar reconfortan nuestro estómago mientras que nos dirigimos hacia Poros, donde permanecemos unos instantes previos a embarcar prestos a finalizar nuestra singladura, no sin antes recalar en Egina. Su paseo marítimo nos lleva inexorablemente hacia su iglesia principal, la catedral de Aghios Dionysos, donde la ofrenda de unas velas frente a un icono bizantino de la Virgen María nos muestra la hermandad entre cristianos católicos y ortodoxos. 

Un descanso en el camino por esta bella tierra


Pronto tenemos que zarpar, no sin antes comprobar la hospitalidad de las gentes de esta isla que nos hablan con la hermandad de los que fueron y vinieron por el Mediterráneo desde Grecia a Hispania.Una última sorpresa nos esperaba antes de finalizar este día de navegación por las aguas del Egeo, el Sirtaki, el baile tradicional griego, y es que sobre la cubierta del barco que nos lleva de nuevo al puerto del Pireo los ritmos de una pareja de jóvenes bailarines nos hacen sentirnos vivos mientras que respiramos el reconfortante aire del mar griego.

El Sirtaki es el típico baile tradicional griego lleno de emoción y belleza


TERCERA JORNADA.
Micenas.
La mañana amaneció nublada y lluviosa, no obstante los dioses nos propiciaron uno de los días más intensos en vivencias y emociones. Nuestra primera parada es ante el canal de Corinto que une el golfo de Corinto con el mar Egeo, una impresionante obra de ingeniería que nos muestra la tenacidad del hombre, dándonos paso a la Península del Peloponeso, no sin antes probar unas uvas de Corinto con gran fama desde la antigüedad.

El canal de Corinto, una obra de ingeniería que Nerón imaginó realizada


Se aprecia el cambio en el paisaje que se vuelve más frondoso y fértil, con la vegetación mediterránea de pinos y monte bajo jalonando nuestro recorrido hasta uno de los yacimientos arqueológicos más importantes de la antigüedad, la Acrópolis de Micenas, flanqueada por dos grandes montañas que la protegen y vigilan.


Una puerta a la aventura y a la antigüedad


Los gigantescos bloques de piedra nos dan la bienvenida a un lugar mágico con unas vistas espectaculares desde su zona alta a la que accedemos adentrándonos a través de su Puerta de los Leones, tantas veces vista por mi en libros especializados y que ahora se materializa para recibirme superando todas las expectativas.

El paisaje de Micenas es un protagonista más de su historia


Sin duda el encontrarme con estos restos es uno de los momentos más especiales de mi viaje al caminar por más de cinco mil años de historia, en lo que fue un enclave fundado por Perseo según la mitología y gobernada por Agamenón.Una abertura lateral junto a la puerta de los leones marca el alto sentido espiritual de aquellos hombres y mujeres que vivieron y murieron en esta joya de piedra y naturaleza.

Esta abertura plantea la protección de lo divino a las puertas de la ciudad


En la parte más alta de la ciudadela me esperaba uno de los momentos más especiales , un grupo de visitantes japoneses permanecían sentados escuchando absortos como uno de ellos recitaba algún fragmento sacado de las obras de Homero. Para mi el tiempo se detuvo en aquel momento, una voz, el viento y, de nuevo, el canto de los pájaros, esa era la música que me acompañaba en mi tránsito por Micenas.

El acceso al corazón del yacimiento de Micenas


Seguí a este grupo nipón descendiendo junto a ellos por una estrecha galería hasta llegar al corazón subterráneo del asentamiento arqueológico, a más de veinte metros de profundidad, sintiendo la fuerza de lo primigenio, es "el momento" de este viaje.Al salir al exterior uno se reconcilia con la naturaleza y con lo que uno es y significa, es un renacer, un nuevo comienzo.

La ascensión por esta escalera detiene el tiempo


Parada obligatoria es el Museo de Micenas, donde podemos ver numerosos objetos recuperados de este yacimiento, destacando la famosa reproducción de la Máscara de Agamenón, y su tesoro, sentimos que en el fondo somos iguales a los hombres y mujeres que allí habitaron.

La máscara de Agamenón junto a otros objetos del ajuar funerario


Una última parada nos lleva a la tumba de Agamenón donde surge el nombre de Schliemann, cuya vivienda en Atenas, cerca del Parlamento, no deja indiferente a nadie.

Teatro de Epidauro.
Nuestra última parada de este viaje singular nos lleva a uno de los más bellos y mejor conservados teatros de la antigüedad, el Teatro de Epidauro, impactando desde el primer instante que uno asciende por el sendero que conduce hasta este enclave cargado de historia.

El sendero que lleva al teatro es un viaje iniciático


El escenario en el que se sitúa la estructura arquitectónica nos hace comprender, una vez más, la importancia que para los antiguos griegos tenía la naturaleza, y es que allí estaba el paisaje y la piedra como testigos de los que fuimos, somos y seremos.

En este lugar se celebra el Festival de Teatro de Epidauro donde se representan obras clásicas


Mi primer pensamiento es que allí, y solo allí, se podía concebir algo así, y la emoción me acongoja mientras que asciendo por las escalinatas hasta la parte alta donde compruebo en primera persona la conocida perfección acústica del lugar, lograda por la magia de los cálculos matemáticos y de la sensibilidad.

La imagen en la parte alta del teatro es algo incomparable


Parece que todavía flotan en el aire las notas de una flauta mientras que se desarrolla una representación de Sófocles. Este santuario para el reposo de los "enfermos del espíritu y el alma" es un antídoto frente a la melancolía, aunque uno corre el peligro de no querer marchar y quedarse por la eternidad en este lugar.


Un lugar que nos une a nuestros antepasados


Todas las despedidas son duras, pero el adios a Epidauro se hace especialmente difícil, ya que la emoción me embarga.

CUARTA JORNADA.
Último día en Atenas y un paseo por las calle limítrofes al corazón del casco antiguo, en la zona de Monastiraki, me hace sentir la esencia de esta ciudad; vendedores de fruta y kouloris, unos panes con sésamo que uno puede comprar en cualquier esquina; el bullir de las gentes de mil y un lugares diferentes, todo es un cáos ordenado en esas callejuelas que anuncian lo cerca que está Oriente.


Un caleidoscopio de colores y aromas llena las calles del casco antiguo

La iglesia Pantanassa y la mezquita Tzistarakis flanquean el último vistazo a la Acrópolis ateniense que se despide de mi desde su situación privilegiada en lo más alto de la ciudad.

El corazón del casco antiguo nos acoge con su luz


Grecia, me despido de ti, sigo el viaje hacia mi Itaca personal, y como Ulises, espero encontrar algún día ese hogar que me acoja y abrace, hasta entonces que los dioses nos protejan a ambos.