jueves, 14 de abril de 2022

CHOVE EN SANTIAGO

Y llegó el día, mochila a la espalda y el frío de la mañana saludando una nueva jornada, un nuevo Camino; reencuentro con sensaciones no olvidadas pero sí aletargadas, y es que habían pasado casi tres años desde la última vez que la cruz amarilla me había indicado el alfa y omega de la peregrinación xacobea. 



Petirrojos, tarabillas y currucas ponían el telón de fondo sonoro a mis pasos en pos de una peregrinación que tiene infinidad de motivaciones y un solo sentido: el de la búsqueda de uno mismo.



La luz era otra de las protagonistas, luz tamizada por nubes que anunciaban lluvia, otra de las compañeras inseparables del camiño das estrellas aunque estas nubes venían acompañadas de un mensaje del dios Eolo que pronto dejó claro que los páramos gallegos son territorio de las fuerzas de la Naturaleza, ahora y siempre.