domingo, 5 de enero de 2014

Editorialblog.

PROPÓSITOS COMPARTIDOS…

Comienza un nuevo año y, dejando a un lado el necesario bullicio y el monocorde ruido de fondo de las celebraciones, son momentos propicios para los propósitos que, según la Real Academia de la Lengua, son los objetivos que tiene una cosa o una acción, o lo que es lo mismo, las voluntades e intenciones que surgen en nosotros en esta línea de salida temporal.


Quiero haceros llegar en esta entrada del blog, una relación de algunos de los propósitos con los que quiero llenar el zurrón de esas acciones por realizar y que el dios cronos juzgará en su debido momento.
Entre esas intenciones está la de seguir alimentando a este blog con un número suficiente de entradas, continuando por la senda del análisis, de la cultura, de la calidad, de la variedad, de la sorpresa y por supuesto de la crítica constructiva, ya que este nuevo tiempo necesita viejas recetas.
Hay también voluntad de permanecer atento y abierto a todo y a todos aquellos que pueda aportar y enriquecer mi cultura, mi léxico, mi reflexión, mi formación, y mi espíritu, cual árbol expuesto a los vientos benignos de la prosperidad.
Anhelo no hacerle perder el tiempo a nadie que no desee permanecer junto a ese árbol, al igual que me planteo no perder igualmente mi propio tiempo en aquello y aquellos que sean ajenos a los cachivaches resplandecientes que uno expone en el tenderete de su alma como son la amistad, la solidaridad, la sinceridad o la ilusión, bienes demasiado preciados como para malvenderlos por unas míseras monedas de desprecio, interés superficial, necesidad coyuntural o hipocresía cortoplacista.
Otro de los propósitos marcados en la corteza de este vetusto árbol es amparar con sus ramas a los viajeros que el camino va poniendo a su lado, ayudando a aquellos que la vida ha situado en el borde del recorrido, aportando sombra, frescor y la musicalidad de las hojas al viento, o lo que es lo mismo, ayudando económicamente a asociaciones y colectivos que realizan una limpia y contrastada acción social, cediendo esas monedas del bolsillo a quien lo tiene vacío de todo y de todos, o charlar con aquellos que se convirtieron en invisibles de las esquinas para los propietarios de ricas carrozas engalanadas con la podredumbre del que lo tiene todo y cree que nunca lo perderá y lo que es más infame, afirmando ser merecedor de esa abundancia por razones de apellido, rango o abolengo.


Las entradas en clave ecologista deben ser otro estandarte de este amanuense, poniendo imágenes y voz, a los animales y las plantas de este pangea azul que el ser humana se ha empeñado en dividir más allá del aleatorio baile geológico. Sus historias de cotidianidad son lecciones eternas que el Homo ¿Sapiens? se empeña en rechazar distrayendo su atención hacia espejismos frágiles y quebradizos coloreados con tonalidades de fanatismo o superficialidad religiosas, cultura o histórica.
Recoge igualmente el diccionario que propósito puede ser también el ánimo o intención de no hacer una cosa, ahí, cual alfarero, también hay un vasija repleta de posibilidades, dando forma a planteamientos que no sigan las directrices populistas unidireccionales que se nos imponen desde el balcón de las oligarquías mediocres y mendaces, ebrias de poder y arrogancia.


Otro propósito engloba no seguir el juego a esos trileros de la política y las finanzas que bajo los triles de una supuesta seguridad, bienestar y libertad, esconden no una sino tres bolas, entendiendo como tales no cuerpos esféricos de colores, sino bulas y embustes diarios teñidos del color de la impunidad y la corrupción consentida, protegidas, auspiciadas y alentadas por un público pusilánime y borreguil.
Propósito será también seguir sembrando las semillas de sabiduría en los surcos de trabajo, esfuerzo y perseverancia que hay tras las lecturas que se hacen necesarias como alimento del alma, y es que es ingente la torre de libros que me esperan para desplegar ante mí sus frutos de conocimiento.


De entre los pilares que forman esa majestuosa columna del saber, mencionaré algunos de los títulos de los cuales ya estoy empezando a regocijarme, como por ejemplo “No estamos locos” del médico José Miguel Monzón Navarro, conocido por su nombre de guerra “El Gran Wyoming”, sirva como piedra de toque un pequeño extracto de esta contundente clase de realismo irónico, dice “… es también muy español, lo de estar al servicio de personajes patéticos aclamados por huestes que jamás osan contradecir al líder, que viviendo en esa ficticia infalibilidad, pierde el sentido de ridículo e incrementa hasta límites insospechados su estupidez mientras se siente un ser intelectualmente privilegiado”.


“El Mundo Hoy, nosotros” es otro texto me espera; se trata de un libro del fotoperiodista y corresponsal de guerra Eduardo Rubio, en él, además de unas imágenes con una gran fuerza visual llenas de contrastes, encontraremos reflexiones del autor como por ejemplo cuando dice que “… el mundo que yo he visto obliga a rebelarse y a pedir lo imposible, a luchar por el débil y por nuestro planeta. El futuro depende no sólo de lo que seamos capaces de construir, sino de lo que nos neguemos a destruir”.


Siguiendo este recorrido por los propósitos en forma de libro que tengo ante mí, menciono ahora un texto corto en extensión pero profundo en su contenido, me refiero a la conversación entre el profesor de Ciencias Políticas en la Universidad Complutense de Madrid y Nega, vocalista del grupo de hip-hop los Chikos del Maíz, su título “¡Abajo el régimen!”, en el comienzo de este proyecto se expone que “… traducir crisis como estafa nos acerca al elemento de clase crucial: nos están estafando los ricos y eso la gente lo tiene claro”.


Momento especial es el que viviré acompañando en sus reflexiones a Antón Losada, profesor de Ciencias Políticas de la Universidad de Santiago de Compostela, que en su libro “Piratas de lo público”, hace un análisis exhaustivo del neoliberalismo como corsario al abordaje del Estado del Bienestar, comentando como “… hay gente que ha olvidado o ha decidido olvidar de dónde venimos, cómo éramos hace cuarenta años, cómo la democracia y el proyecto común de construir un Estado social y democrático de derecho, un Estado del Bienestar, transformó para bien aquel país oscuro, triste, pobre y miedoso. Y no hay nada en el mundo que compense la miseria de vivir con miedo”.


También está ante mí una obra de Juan Eslava Galán, doctor en Letras, que plantea en “De la alpargata al Seiscientos”, un amplio, variado y profundo recorrido por la España de los años cincuenta donde “al confesionario, el botijo y la pandereta se agregan la Coca-Cola y el frigorífico, la tele y el gas butano”.


Y desde hace algún tiempo sentía curiosidad por un pequeño libro que ha generado una gran controversia al traducir al lenguaje de a pié lo que se mueve entre las bambalinas del teatro político, me refiero al economista santanderino Miguel Ángel Revilla, y a su libro de título contundente y molesto para algunos “Nadie es más que nadie”, donde dice que “… ser feliz no es caro, se la dedico a Urdangarin”, sin comentarios.


Como propósitos inminentes que pronto llegarán a los fondos de mi biblioteca están igualmente sendas obras, una del anteriormente citado Revilla “La jungla de los Listos” y otra el nuevo libro de un autor que me atrajo con su magnífica obra titulada “Los nuevos déspotas del periodismo político” que ya mencioné en una entrada anterior de este “santo” blog; me refiero al periodista Ramón Miravitllas y su “La conjura de los corruptos”, promete horas de intensa y no muy sosegada lectura.
Uno de los propósitos ya realizados, a pesar del poco tiempo que llevamos navegando por las procelosas aguas de este recién nacido tiempo es haber disfrutado del Concierto de Año Nuevo de la Orquesta Filarmónica de Viena dirigido por un Barenboim en estado de gracia que demostró que cuando la música habla, debemos de callar y escuchar, y que la genialidad y la sabiduría no está reñida con la simpatía y la complicidad… ¡Cuánto deberían aprender de este tipo de liturgias culturales, muchos bobos mediocres y mendaces que saludan desde el balcón de una autoproclamada sabiduría de gacetilla pusilánime!.


Quedaría incompleta esta entrada sin una rápida mención a los propósitos cinematográficos ya que no solo de letras vive el hombre, en este caso también deseo alimentarme, como buen cinéfilo, de celuloide que tomará forma en títulos a priori interesantes como “Doce años de esclavitud” de Steve McQueen, el film de George Clooney, “The Monuments Men”, o la última de los Hermanos Coen “Inside llewyn Davis”.


Hasta aquí llego la singladura de principio de año, arrío las velas de la reflexión y tomo tierra firme con el anhelo de saber que, como decía Warren Bennis, “las personas necesitan unos propósitos que tengan significados, esa es nuestra razón de vivir, con unos propósitos compartidos somos capaces de conseguir cualquier cosa”.