Recientemente he vuelto a realizar algunos tramos del milenario Camino de Santiago, una experiencia siempre única que me ha aportado, una vez más, sensaciones muy especiales, regalándome imágenes que han removido mi interior además de ofrecerme instantes que guardaré como verdaderas reliquias.
Esta imagen la tomé pensando que el tiempo se había detenido ofreciéndome algo antiquísimo |
El telón de fondo que me acompaño fue la Galicia más auténtica, la de la lluvia y los riachuelos, la de las nubes y el viento, la del mar y el olor a salitre, la de las gentes llanas, curtidas por el pasar del tiempo y el duro trabajo.
La Naturaleza lo cubre todo dando un aire de nobleza al más humilde refugio |