jueves, 26 de septiembre de 2013

Downton Abbey, el recuerdo de aquellas series de TV.

"... ese espejo de realidades que era la televisión con dos canales"

Siguiendo el camino que representa este blog me adentro en las ondas hertzianas llegando a un paraje de nostalgia infantil, aquella que surge del recuerdo de unas series televisivas vistas en la ventana de emociones en blanco y negro que representaba el viejo televisor de mi "grandmother", y utilizo este término ya que los recuerdos de aquella etapa vital se circunscriben sobre todo a numerosas series británicas que generaban en mi curiosidad e interés.

Que grandes momentos de diversión e intriga o de sorpresa y emoción cuando uno se adentraba de la mano de estas series en mundos apasionantes: policías y ladrones, ricos y pobres, padres e hijos, vecinos e inquilinos, señores y lacayos, y toda una serie de personajes geniales a los que unos magníficos actores daban vida semana tras semana en ese espejo de realidades que era la televisión con dos canales.
Muchas de estas series producidas por la BBC eran, y siguen siendo, sinónimo de calidad, de elegancia, de buen trabajo y mejor interpretación, y es que no por casualidad dentro del mundo del teatro o del cine la escuela de interpretación británica está a un nivel muy por encima de la media, véase como ejemplo representativo la inigualable Royal Shakespeare Company; simplemente magnífica.
"Los Roper", ese matrimonio único formado por George y Mildred, "El Nido de Robin", donde todo podía suceder de la manera más inesperada, "El Santo", donde una corona dibujada sobre la cabeza del millonario Simon Templar nos indicaba que al final el bueno siempre ganaba, "Matrimonio de sabuesos" (Partners in Crime) con los divertidos y sagaces Tommy y Tuppence o "Arriba y Abajo" donde el gran teatro de la vida se representaba en una gran mansión, son algunas de las series de televisión de un tiempo donde verlas significaba hablar de ellas, recrearlas, bajar el volumen del televisor para hacer el doblaje de sus diálogos... y sobre todo, esperar con impaciencia la emisión del siguiente capítulo.
El tiempo ha seguido su viaje sin retorno y un buen día llegó a mis manos un DVD con una serie de la que había leído buenas críticas; debo de decir que los halagos no solo eran merecidos, sino que se quedaban cortos frente a la calidad de esta producción.
Su nombre "Downton Abbey", una magnífica serie creada por el escritor Julian Fellowes, donde la vida en un victoriano paraje inglés transcurre plácidamente hasta que el hundimiento del mítico Titanic lo cambia todo en la vida de la familia Crawley y de su servidumbre.



Un cuidado y elegante vestuario, unas inigualables localizaciones, unos diálogos exquisitos, irónicos y certeros, unas interpretaciones creíbles y sentidas, una trama absorbente y original o una recreación histórica veraz son solo algunos de los elementos que me sugiere Downton Abbey, haciéndose necesaria igualmente una merecida mención para la música que acompaña con gran belleza y virtuosismo a esta pequeña joya de la televisión que llegó a mí por casualidad.
Rubrico esta entrada con el comienzo que tiene cada capítulo de esta serie que recomiendo sinceramente desde la añoranza de un tiempo donde el blanco y negro transportó a aquel niño de pelo rubio, casi blanco, a un mundo de series que hoy siguen generando en él una sonrisa nostálgica.



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