lunes, 22 de abril de 2019

LOS ECOS DE LA TRAGEDIA, BÚSQUEDA Y VERDAD.

"...me fui sumergiendo en la atmósfera de investigación que emana de este relato, comprendiendo la dura labor de un reportero del misterio"


Una gélida lluvia golpeaba con fuerza los cristales de mi estudio mientras me encontraba absorto leyendo un gratificante relato periodístico cargado de autenticidad, perseverancia y duro trabajo reporteril.


Un libro imprescindible para conocer cómo es la investigación del misterio


En mis manos tenía un libro muy especial cuya fuerza percibía en cada página, en cada línea, en cada palabra que su autor había situado en el lugar adecuado para hacer sentir al curioso lector la intensidad de la investigación sin aditivos ni frivolidades, llevándole de la mano por los senderos del misterio y de la otra realidad, esa que acompaña al ser humano desde los albores de la Historia y que sigue ahí aunque en ocasiones se le haga caso omiso.


Imagen del camping de Los Alfaques tras el terrible accidente

Mientras que una vela encendida sobre mi escritorio se afanaba por repetir una y otra vez su singular danza noctámbula me fui sumergiendo en la atmósfera de investigación que emana de este relato, comprendiendo la dura labor de un reportero del misterio; precisamente este libro es un verdadero manual de cómo trabaja un verdadero investigador, de como trata con seriedad, humildad y objetividad las informaciones obtenidas de fuentes diversas y contrastadas.


Javier Pérez Campos con "Los Otros" al que dediqué este post


En el transcurso de la lectura pude sentir en la yema de mis dedos el rugoso tacto de las hojas de viejos periódicos como Diario 16, La Nueva España o Interviú, fuentes documentales que son una de las llaves maestras para acercarnos a casos inquietantes donde lo increíble se hace real; y es que con un lenguaje narrativo rico en matices léxicos a la vez que fácil de entender este libro me atrapó desde el primer momento.


El programa "Cuarto Milenio" ha tratado este caso


Los dígitos de mi reloj marcaban las 2:30 horas de la madrugada y yo seguía hipnotizado por los relatos de testigos que se habían encontrado de bruces con el misterio, con lo imposible, poniéndoles voz un joven reportero ilusionado pero también obsesionado con mostrar la verdad de una tragedia que yo recordaba vagamente ya que tan solo con cinco años miraba junto a mi abuela unas imágenes en blanco y negro en aquel viejo televisor Philips que hablaban de un lugar: el camping de Los Alfaques.


Aquí se muestra cómo se desarrolló la catástrofe de Los Alfaques


Como vetusto lector podía percibir los estados de ánimo del autor de este libro, su ilusión por encontrar la verdad de un caso tan dramático, la frustración por los reveses de la investigación, el afán de superación ante la adversidad, el cansancio físico e incluso la inquietud frente a un personaje oscuro "con ojos inquisitivos a través de sus gafillas... y una sonrisa siniestra".Definitivamente tenía que terminar ese libro que el destino había puesto en mis manos, un libro donde las notas a pie de página eran un valor añadido, un resorte de información que era fundamental para entender toda la amplitud informativa de este documento.


Un paseo por la playa que marca el epicentro del misterio


En un cuaderno Moleskine, seguramente parecido al que portaba en su investigación el autor de este libro, anote una palabra "verdad" rodeándola con un nervioso círculo, me pareció la clave, esa búsqueda de la verdad que es este trabajo periodístico, con referencias históricas y literarias que dan un marchamo de profesionalidad, calidad y verosimilitud a todo el desarrollo argumental de una obra que debería ser leída como decálogo de trabajo para todo aquel que quiera investigar, aprender y conocer, independientemente de su actividad profesional.


Junto a Javier Pérez Campos en una inolvidable tarde de comunicación


La fuerza y el magnetismo de este libro me llevó a un momento de especial emoción en la página 220 donde sentí junto al autor el duro suelo de un camposanto y el gélido aliento de una fría losa que daba sentido a todo lo plasmado por mi paisano.


Dedicatoria del autor



Los pasos de un niño, un cubo, una gorrita, un cabello rubio, unas manos que buscan la seguridad de una madre, una risas entre los árboles y el mar de fondo, lo sensorial me embriagó cuando ya humeaba esa vela que no quiso esperarme, la lluvia había cesado fuera de mi estudio y yo había llegado al final de este libro que me había marcado de manera irremediable enseñándome un camino de humildad en el conocimiento, de perseverancia en la búsqueda y de respeto hacia las actitudes humanes frente a la adversidad, su título "Los Ecos de la Tragedia", su autor Javier Pérez Campos.



No hay comentarios:

Publicar un comentario

Gracias por participar en este blog. Un saludo cordial.