jueves, 4 de abril de 2019

LO COOL DE LO RETRO.

Que el tiempo pasa es una afirmación obvia, pero hay momentos en la vida en los que uno se para a pensar y se da cuenta de que el dios Cronos es inexorable con todo y con todos,  y tal vez este post esté influenciado por mi recién estrenada versión 4.6., un nuevo estatus temporal que me hace mirar hacia atrás con cierta añoranza, pero también con un planteamiento reivindicativo de una época de infancia que hoy se denomina como analógica y que yo prefiero definir como real.


Los juegos de nuestra infancia están más de moda que nunca

Es por ello que os propongo un viaje en el tiempo hasta mi infancia, en la cual fueron determinantes algunos juguetes, juegos, lecturas y programas de TV que dejaron su impronta indeleble en mi personalidad y que me acompañaron en aquella ya lejana década de los 70 y principios de los 80.



"Old Times" dirían algunos, aunque yo prefiero definir esta época como "Good Times", retazos de diversión aplicando horas y horas de entusiasmo a construir, leer, observar o conocer. Comienzo este repaso por la estantería de mis recuerdos con un juego que me encantaba, su nombre era "TENTE" se trataba de una línea de juguetes de construcción con un formato parecido al de Lego, con cuyos bloques de plástico construí un increíble portaaviones o el fascinante módulo lunar. Todavía hoy conservo algunas de esas piezas en las cuales ha quedado plasmada la huella de aquel niño que se erigió como arquitecto de aventuras de plástico sobre océanos terrestres y mares lunares.


Horas y horas de diversión con este entretenido e imaginativo juego de construcción


Otro de mis referentes, sin duda, fueron los muñecos articulados, especialmente los
AirgamBoys de la II Guerra Mundial y los vaqueros e indios con los que recreé mil y una batallas, siempre con un final épico. Está muy presente en mí aquel sidecar militar con esos soldados japoneses de ojos rasgados a los que se les ponían en sus manos rígidas fusiles y banderas.


Grandes aventuras y tramas con estos muñecos articulados como protagonistas


Estos muñecos articulados tenían sus hermanos mayores en los
Geyperman y los Madelman, proezas de la industria del juguete español que generaban una ilusión y entusiasmo en todo los niños de esta época, todavía recuerdo la emoción al "pilotar" mi el helicóptero de los Madelman o conducir el jeep de los Geyperman con su cañón de precisión.



Los personajes y complementos de estos modelos eran fascinantes


Siguiendo con el repaso a esos juguetes de la infancia la próxima parada la debo hacer mi querido tren eléctrico a pilas "Pequetren", con un recorrido ovalado cuyo montaje y puesta en marcha me convertía en maquinista y jefe de estación, incorporando multitud de pequeños muñecos de plástico convertidos en los pasajeros ocasionales de un viaje a la diversión más genuina.


Montar las vías y diseñar recorridos era todo un reto


Otro clásico de mis juguetes fue ese
Fuerte de Comansi, que no tenía nada que envidiar a los que aparecían en las películas en blanco y negro dirigidas por el gran John Ford, una vez más su paredes y estructuras debían montarse rapidamente para repeler los certeros ataques de una tribus cuyos caballos realizaban verdaderos equilibrios para no caer ante las defensas del 7º de Caballería.


Se podían comprar más figuras para ampliar las unidades enfrentadas

Y como olvidarme de los juegos de agua Geyper, una verdadera maravilla acuática donde la destreza y la pericia eran fundamentales para conseguir cololar certeramente unas escurridizas anillas de colores en sus soportes.



Este post no estaría completo sin la mención a una verdadera proeza de los compuestos químicos, me refiero a la plastilina, un material dúctil que permitía crear todo tipo de formas, personajes y animales con colores que cada vez era más difícil no mezclar entre sí y que en muchas ocasiones terminaba fragmentada por mil rincones del hogar.


Era muy característico el olor y el tacto de estas plastilinas de colores


Casi finalizando este repaso nostálgico a mis juguetes setenteros quisiera incorporar uno de los elementos que más juego me dio, nunca mejor dicho, y fueron las bolsas de soldaditos de plástico de
Monta-Man y Monta-Plex; coger las tijeras separarlos de su matriz y situarlos en dos bandos era todo un ritual.


Estos sobres guardaban verdaderas sorpresas en forma de figuras bélicas


Todos estos juguetes se alimentaban de una energía vital y fundamental, la energía de la imaginación, una fuente inagotable de movimiento y recreación que consiguió llenar mis días de niñez de una riqueza creativa y formativa que creo llega hasta hoy.



Os animo a escrutar en los trasteros, guardillas y armarios de vuestros hogares en busca de esas cajas de zapatos y latas de chapa en cuyo interior hay algo más que juguetes, en ellas están guardados retazos de nuestra infancia, de nuestro yo actual. Volver a tocar esos juguetes es un verdadero viaje en el tiempo sintiendo una energía renovada con la que afrontar esta nueva era digital donde el Cinexim y el Exin Castillos han dado paso a Youtube y al Minecraft.




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