sábado, 31 de diciembre de 2016

CARTA ABIERTA AL 2016

Estamos a punto de despedir el 2016, un año nefasto al haber perdido a nuestra perrita Iris, un ser inolvidable que, a pesar de todo, sigue con nosotros junto a la irrepetible Atenea; inexorablemente he tenido que digerir momentos muy difíciles pero eso no es óbice para mirar con optimismo al futuro que día a día se hará presente.



Reflexiono igualmente sobre imágenes que en estas últimas noches del año llegan a mi retina, habitantes sin nada que pernoctan en unos cajeros automáticos de entidades bancarias en cuyas fachadas se nos promete felicidad y seguridad; voluntarios de Cruz Roja sirviendo algo caliente a estos inquilinos cuyo único equipaje es un cartón y una manta vieja.



Veo locales de moda abarrotados de personas que buscan en la conversación y las luces la salida al estrés de una vida que en ocasiones deshumaniza y marca desigualdades ante las cuales solemos mirar para otro lado.



Atisbo a parejas que se susurran promesas en la primavera del amor sin pensar en el invierno que tal vez les llegue a la vuelta de la esquina.
Calles abarrotadas de bolsas de ilusión y consumismo quedan vacías en las noches de niebla y frío donde solo las luces de Navidad quedan como notarias de la soledad que en ocasiones inunda a todo y a todos.



La iluminación de algunas ventanas da pistas de como tras ellas personas miran a las pantallas con la ilusión de hacer tangible lo que no pasa de pura ilusión y artificio.



Música, ruido, artificio; todo vale para dejar en la cuneta un año 2016 que hemos visto inexorable y cruel con con los trovadores de la música de un siglo XX ya casi olvidado, con los naufragados para siempre en el Mediterráneo, con los inocentes que no saben por qué las bombas que caen del cielo llevan su nombre, con los animales que dentro de pocos años recibirán el calificativo de extintos...





El nuevo año traerá mil instantes, mil momentos, buenos y malos, pero para ellos habrá tiempo y espacio en este blog, mientras tanto disfruta, vive, sueña, comparte, ayuda y siente, es la única manera de seguir sintiéndonos vivos en un mundo donde llevamos mucho tiempo haciendo "mannequin challenge" ante demasiadas cosas.



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