sábado, 27 de octubre de 2018

SOMOS LEVEDAD

Hoy os quiero hablar de uno de mis referentes, Manolo García, un músico gigante cuyas canciones me han ayudado desde hace décadas a llevar con integridad el difícil camino de la vida además de enseñarme que hacer las cosas que a uno le gustan "es como vivir dos veces" cosa que intento llevar a la práctica en cada paso de mi trasiego diario.

Manolo García sigue buscando su Rosa de Alejandría

Todos los que admiramos el trabajo de este músico hemos tenido la grata noticia de la concesión de ese merecido Premio Ondas por toda su trayectoria musical, un reconocimiento que se ratifica cuando escuchas las letras de sus canciones que son verdaderas odas poéticas.


Esas letras crean sentimientos a flor de piel, imágenes evocadores de realidades desnudas, nos hablan del pasado de nuestros mayores que nos dejaron un legado de sabiduría cuyo olvido sería una injusticia.

Los conciertos en directo de Manolo García son una experiencia única





Nos habla también el bueno de Manolo García de la importancia de la amistad, de expresar nuestros sentimientos, del respeto por la naturaleza, de la grandeza de las pequeñas cosas que suceden a nuestro alrededor cada día.

Trabajando en su estudio como pintor

Muchas de las canciones de Manolo García han sido para mí verdaderos salvavidas existenciales a los que me he asido en momentos de especial dificultad en mi vida aunque también han coloreado momentos de tierna placidez y calma, que también los ha habido.


En esta actualidad que vivimos de mediocridad, postureo y falsedad, la persona de Manolo García nos representa a muchos, con su mesura, con sus certeras palabras cantadas y escritas, con sus canciones que son espejos donde mirarnos, constituyendo verdaderos dedos que señalan a horizontes mejores donde habitar.

"De arrebatadora vida", poema manuscrito de Manolo García

Os dejo algunas entrevistas que son una verdadera terapia de humildad y sencillez de este músico, poeta y pintor de palabras, imágenes y sentimientos que plantea la esperanza en un futuro mejor, aunque en ocasiones basta con ser simplemente levedad, carbón y ramas secas. Gracias Manolo por regalarme una tarde de sol que nadie podrá arrebatarme, allí esperaré tiempos mejores sentado en la silla de parar las prisas.


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