lunes, 13 de febrero de 2023

CONVERSACIONES AL BORDE DEL CAMINO

Desde hace algún tiempo estoy recorriendo territorios ignotos generando en mi situaciones de curiosidad, aprendizaje y sorpresa; la sensación de pisar un lugar que es nuevo es algo genuino y auténtico que me hace creer en eso que decía el maestro Carl Sagan "en algún sitio algo increíble espera ser descubierto".

Hace algunas horas una persona me planteaba una pregunta al respecto de estos meses de entrevistas, reportajes y promociones en los que el periodista y profesor se ha puesto al otro lado para ser el entrevistado respondiendo a compañeros de profesión que se han interesado por el trabajo de un ser curioso que sigue caminando por la senda del descubrimiento.


Difícil responder a la pregunta de por qué ha sucedido esto, tal vez la respuesta esté en el hecho de "haber cruzado el Rubicón hace tiempo", como me dijo hace poco un antiguo alumnos al charlar sobre las experiencias que estoy viviendo desde el pasado año en torno a la publicación de mi libro y la participación como colaborador en el programa Cuarto Milenio.

Puede que tenga razón; hasta llegar aquí han sido mucho los senderos, caminos, cruceiros y rutas que he debido realizar, planear y afrontar; soy pionero de mi propia historia, no tengo ningún mapa con el que guiarme más allá de los trazos marcados en un viejo cuaderno de campo que comencé a garabatear en esa verdadera patria que es la infancia.

Recordando estas conversaciones al borde del camino, comentaba a alguien que lo importante en este sendero vital son las personas que te acompañan en alguno de sus tramos y que lo hacen sin intereses espurios; el desinterés y la bondad son uno de los bienes más escasos y preciados en estos tiempos distópicos que nos han tocado vivir.

Un gran amigo que emprendió hace poco su camino de las estrellas me decía que él sabia que este momento que estoy viviendo llegaría y que el trabajo de toda una vida tendría su recompensa; debo decir que esas palabras generan en mí una gran emoción sobre todo por quién las dijo: un amigo de la infancia, un amigo de los que tras cinco minutos de conversación volvía junto a él a la infancia, a la tierra de nunca jamás.

Cada vez valoro más esas conversaciones al borde del camino de la vida, reposadas, conscientes, directas y sin el velo de lo mendaz, solo espero seguir conservando la curiosidad y la consciencia suficientes para atisbar las sendas propicias, siempre con el beneplácito de los dioses y los buenos augurios de las sibilas.





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