miércoles, 2 de agosto de 2017

SIEMPRE ASTURIAS...

Hace pocas horas que he vuelto de una escapada a Asturias, una tierra cuyo ambiente y paisajes me atrapan como pocos lugares. Durante unos días un pequeño pueblo del concejo de Morcín ha sido un verdadero lugar de retiro para pensar, pasear y respirar ese aire puro que tanto necesitamos.


Los vetustos hórreos asturianos tienen mil historias que contar


Desde allí, y a tiro de piedra, esperaba la señorial Oviedo por cuyas limpias calles pude sentir ese ambiente de tranquilidad con el telón de fondo de un cielo gris que es un regalo necesario cuando uno se encuentra en la capital del principado.



Sobrecoge la belleza imponente de la Catedral de Oviedo.


Visita obligada fue un paseo por el parque de San Francisco donde me encontré con un monumento de visita obligada, el monolito en recuerdo de las víctimas de la Shoá, la persecución de los judíos europeos por parte del régimen nazi.


Monumento erigido por la comunidad judía de Asturias


No faltó tampoco una visita a la pastelería Rialto, y es que uno no se integra plenamente en el ambiente ovetense si no come un carbayón o unos moscovitas; la tradición repostera en estas latitudes dice mucho de una sociedad urbana donde los cafés eran, y siguen siendo, lugares de reunión y tertulia "donde ver y ser vistos".Un paseo tranquilo me hizo desembocar frente a la magnífica Catedral de Oviedo, siendo muy recomendable un paseo por las calles que abrazan este magnífico ejemplo del gótico, habiendo saludado previamente a la escultura de La Regenta, el personaje inmortal de Leopoldo Alas, Clarín.


Recomendable ver la teleserie La Regenta de RTVE.


Y es que la ciudad de Oviedo está jalonada de esculturas, diciendo mucho de su apuesta cultural que va más allá de los premios Princesa de Asturias.
Pude saludar a una escultura muy especial para mi, "Esperanza caminando", una obra de Julio López Hernández que se encuentra frente a la fachada del Teatro Campoamor.


Recuerdos de estudio antes de los exámenes


Además este viaje me ha propiciado descubrir una representación escultórica canina que no conocía y cuya iniciativa aplaudo, se trata de la efigie de Rufo, el perro de Oviedo, y es que en Oviedo se percibe un cariño y respeto especial por los canes, algo que sumado a la ya comentada limpieza de sus calles hace ver que no todos los lugares son iguales, o dicho de otro modo, que la educación y civismo no es el mismo en todas partes.


Escultura cargada de agradecimiento

Muy recomendable es tomar una típica fabada regada con sidra de la tierra en torno a la Plaza de Daoiz y Velarde, un lugar donde el tiempo parece haberse detenido y los olores se fijan en la mente de una manera única.
Mis pasos por Asturias me han llevado también a Gijón, lugar de contrastes donde se puede disfrutar de la amplia playa de San Lorenzo, al final de la cual, en la escalera 24 encontré otra grata sorpresa, la Playa del Rinconín que desde este año es de acceso libre para las mascotas pudiendo disfrutar así junto a nuestros amigos de cuatro patas de un día de playa con normalidad. 


La tradición nos habla en cada paso que damos por esta tierra mágica

Muy recomendable entablar una amigable tertulia con los paseantes del parque del mismo nombre que esta playa canina, encontrándonos un tapiz verde donde cada persona puede encontrar su espacio sin ser molestado.

Debería cundir el ejemplo de esta iniciativa

Recomendable perderse por las calles cercanas al paseo marítimo de Gijón donde podremos encontrar las típicas sidrerías donde todavía algunas de ellas conservan la comida tradicional "de toda la vida", como pude comprobar en primera persona en el restaurante "Casa Manuela" en la calle Enrique III.


Un placer un paseo nocturno por el Paseo marítimo de San Lorenzo en Gijón.

Comentar que, aunque es necesario moverse por la autovía A-66 para acceder de una forma rápida a Oviedo, Gijón o Avilés, yo recomendaría moverse por las carreteras secundarias que jalonan este paisaje asturiano que tiene mil visitas y lugares por conocer.


Un atardecer maravilloso frente al mar Cantábrico


Una vez más de mis labios salió un "hasta pronto" cuando las imponentes montañas asturianas me despidieron tras acompañarme hasta el Puerto de Pajares dándome paso a las tierras leonesas. Desde aquí os animo a conocer o a volver a Asturias, un lugar especial para mi por siempre.


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