LA RADIO COMO ASIDERO EN UNA NOCHE DE TERROR.

"... Especial importancia tiene para mi, hombre de radio, la labor que están desarrollando las emisoras de radiofónicas en una noche de terror".

Escuchando la radio de camino a casa he oído los primeros comentarios en torno a que "algo estaba pasando en París", ese algo se ha convertido en una brutal ola de atentados en la capital francesa en esta noche de viernes que prometía ser una más y que se ha convertido en una noche de terror.

Es en momentos como este donde, teniendo todavía el dolor a flor de piel por el fatídico número final de muertos y heridos, uno se da cuenta de la importancia de los medios de comunicación para poder comprender, conocer y obtener información de lo que está sucediendo.

Estar conectado a la realidad es fundamental a la hora de ser ciudadanos libres y poder tener consciencia de la importancia de defender los derechos y libertades adquiridos dentro de un sistema democrático como el español y el europeo.

Es por ello que la labor informativa de las redes sociales está siendo, una vez más determinante para conectar sentimientos, preocupaciones y empatias.

Especial importancia tiene para mi, hombre de radio, la labor que están desarrollando las emisoras radiofónicas, traduciendo su trabajo en un servicio público esencial en momentos como estos donde la sociedad necesita asirse a referentes serios y objetivos en torno a acontecimientos tan graves como los execrables atentados. 

Y es que la radio nos acompaña en cada instante, en la calle, en el coche, en casa, en la cama... es ese sonido de fondo con el que muchos nos dormimos y nos levantamos, es la banda sonora que nos acompaña en el discurrir diario, aunque en esta noche fatídica no es música, no es deporte, no es el misterio lo que nos tiene pegados a ella, sino la confirmación de que, personas inocentes ya no están aquí por la locura, la maldad, la sinrazón y la estupidez de unas sombras sin alma.

No se entiende igualmente que, ante un hecho de tal gravedad algunas cadenas de televisión hayan continuado sus emisiones con total normalidad, me sorprende, máxime cuando en algunas ocasiones de mucha menor entidad y relevancia, se ha puesto en movimiento todo un despliegue mediático ante la entrada en la cárcel de la tonadillera de turno o algún alcalde de una localidad costera.

Tiempo habrá para analizar las claras connotaciones políticas, económicas, sociales y culturales que traerá consigo este acontecimiento que marca un punto negro más en el mapa del dolor del que tanto sabemos también los españoles.
Ante todo ello estaremos pendientes de los medios de comunicación que son un pilar fundamental para hacer y mantener ciudadanos libres, reflexivos, críticos y formados.